3 de noviembre de 2010

C'est fini.



A veces la vida me sorprende. Eso está bueno.

Me pongo meláncolica y como una boluda, lamento alejarme de la gente con la que me siento bien. Hago puchero, como quien dice.
Hay personas que encontramos en la vida y nadie sabe porqué fueron esas y no otras.
Hay personas que se alejan, y probablemente sepamos que algo mejor nos espera. Lo tomamos de manera positiva, pasamos un duelo bastante confuso y doloroso (sea de la manera que sea en la que se alejan) y seguimos adelante. Algo mejor viene, sin duda.
FM y RS vinieron sin duda alguna, a cubrir mi alejamiento de una gran amiga. Perdí una, pero gané dos que valen oro.

Pero me gusta más cuando la gente viene.
Me pregunta mi mente curiosa porqué carajos tendré que conocer a tal o cual persona, qué me tendrá que enseñar, o que le podré enseñar yo...Para qué me servirá su presencia en mi vida, así sea efímera. No creo en el azar ni en la suerte, creo que todo en la vida tiene una mínima explicación.
Como me dí cuenta hoy.

Ante mi personalidad sumamente efusiva y desbarrancada (por no decir de mierda), nadie creería que tengo sentimientos. Y si, soy sentimental y vulnerable por la mierda (no sé si la frase deja en claro o confunde el doble...) y más si de despedirme de personas se trata.
No es un adiós final ni un nunca más, es terminar una costumbre -o en este caso un curso- que me conectaba con personas que, más allá de ideologías o credos, me sentía bien, me cagaba de risa, me olvidaba del caos, estaba cómoda. (Y no siempre puedo sentirme así de cómoda en la sociedad...)

Es este momento en el que tengo ganas de decirles que los voy a extrañar. Que por más chica que sea la ciudad, quizás no nos encontremos (y entonces daré por cerrado el círculo en que la vida me los presentó), y sino, siempre estaré buscando la manera o excusa para juntarnos.

Sé que el apego a la gente no está bien. Sé que es una estupidez y por ahí me tilden de exagerada, maricona  (soy re maricona), pero es lo que siento hoy, y como puedo lo expreso. Soy así de pasional, cuando hago las cosas, cuando me levanto, cuando me anoto a un curso raro (de nuevo!) y si, cuando de gente se trata, también.
Y se preguntarán cómo puedo sentirme así con personas con las que estuve tan poco tiempo. Es simple: soy así, olfateo a la gente como perro que soy.  O me caés muy bien, o no me caés. Si me caés más o menos, seguramente ya te meé el fresno de la vereda.

La gente que me conoce sabe que cuando muestro mis sentimientos, lloro. Por eso hay cosas que no puedo decir en la cara. No puedo abrirme completamente con alguien que no sé cómo puede reaccionar. Mucho menos, si la tarada (osea yo) se le larga a llorar porque abrió la armadura y ahora tiene cagaso de que se le rían en la cara. (y por ende cierre la armadura, for ever).
Si, todo ese quilombo soy yo.

Así que como puedo se los hago saber: son dos grosos.
Puedo saber con sólo mirarlos que son personas tan simples, como sinceras. Cero jodidos. Y eso me cae bien =). Y es más que suficiente.

Caigo ahora en lugares comunes, diciendo que personas como ustedes no me las cruzo en cualquier lado (o en cualquiera de mis cursos!) y que, posta, los voy a extrañar.

Espero que no falte oportunidad para juntarnos a complotarnos entre M y yo, y vengarnos de tanta ridiculez que hay dando vuelta en píxeles por ahí. Y, por supuesto, putear libremente y sin culpa.
Y también, tomar un mate alguna vez...

No es carta llorona de despedida, ni mucho menos.
Dejo salir lo que siento y acá estoy.

Y sin falta, a ambos, les digo Gracias.
Por enseñarme, por hacerme reír, por mostrarme que todavía hay gente que vale la pena. Y que no se merece mis puteadas!! Jaja! Si, soy una descreída social.

Lo´ vemo´ por ahí en algún momento... ;)

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