10 de diciembre de 2011

Morfeo.

Soñé primero que me invitaban a una fiesta nocturna en una pileta. El agua sobrepasaba la misma, y llenaba el patio. Pero no era un desastre, era como a propósito, y el agua era tan transparente y calma que no quería irme.

Y ahí estabas vos, tímido, oculto, así como te oculto en mi mente y me hago la boluda in real life.

Después me desperté y me volví a dormir. Y vino la pesadilla que no quiero recordar. Por lo menos lo que asomaba ser un trágico final, no lo fue y se convirtió en algo totalmente bizarro.

Y me desperté angustiada, descompuesta. ¿Cómo carajos te puede quemar tanto el bocho un sueño?

En fin, para calmarme un poquito...me volví a dormir.

Estaban mis amigos, tocando la guitarra. Vos te superponías como un fantasma, rarísimo. Y me ví en la pierna derecha dos tatuajes. Me quería morir.
Uno estaba bueno, era como un diseño camboyano de mucho significado, pero yo no lo sabía! Al pedo me lo había tatuado!
Sueño bastante seguido, desde hace un tiempo, que tengo tatuajes de los que me recontra arrepiento y me quiero morir.
Es un poco real también, pero les voy poniendo onda. Es heavy.

Y ahí me desperté-casi- del todo.

Yo creo que es parte de ser tan noctámbula, que cuando agarro la cama, no la dejo ir.

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