25 de enero de 2013

Irascible.

Venimos al mundo con capacidades tan lindas, que luego tergiversamos y deformamos para cagarle la vida al prójimo y a nosotros mismos.

Últimamente ando irascible, y me doy cuenta que hay muchas situaciones y personas que sacan lo peor de mí.

Las trolas.
Soy celosa y todo lo que amenace mi relación me saca de las casillas, así sean pendejas de mierda que no saben lo que quieren en la vida y se dedican a romper las pelotas; como personas que no se ubican en el rol que les corresponde y actúan como si fueran algo más o como si tuvieran derechos especiales. Yo nunca me metí entre una pareja (a sabiendas, siempre existe un boludo que no te cuenta la posta), y es horrible que exista gente que arruina noviazgos y matrimonios. 
Es horrible, de por sí, que exista gente con la autoestima tan baja como para vivir haciendo bajezas.

Mis vecinos.
El pajero del lavadero de autos de atrás de mi casa tiene una máquina de noséquémierda, que además de quitarme el sueño, me provoca una bronca impresionante que, cuando quiero dormir, ya no sé cómo calmar.

Las murgas.
Nunca entenderé el concepto de la murga barrial y todo eso. A mí, felicidad no me traen, sólo ganas de denunciarlos por ruidos molestos. (Y por creerse que hacen cultura cuando lo único que generan, por lo menos en mí, es ganas de incendiarlos vivos y que vayan tocando bombos al infierno).

El Facebook.
Es una fuente muy fiable para buscarle roña tu novio, o descubrir la verdadera personalidad de muchos.
A mí me tienen harta las conchudas y los pelotudos.

Mi ira misma.
Me violenta ser tan violenta.
No puedo concentrarme para meditar, me agarran ataques de llanto y quiero salir a matar a medio mundo cuando me sacan de las casillas.
No comprendo las reacciones ajenas y mucho menos las mías, cuando alguien no me entiende.

No sé lo que me pasa que todo me molesta, todo me altera, y si me ignoran, me siento invisible, sin importancia.

Éso me duele mucho: cuando para las personas no soy lo importante que son ellas para mí, o no les importan las situaciones que a mí sí, y me restan importancia.

Me quiero mudar, ni siquiera de barrio o de país, me quiero mudar de mundo.
Estoy cansada de tanta humanidad y de no poder comprenderla.

No hay comentarios: