5 de enero de 2013

Las señoras grandes tienen olor, parte II.

Cómo voy a olvidarme de estas tres grandes categorías!!
Imperdonable lo mío:

-La que fuma: Es casi una chimenea. Tiene olor a cigarrillo que le llena la ropa, la cartera, el cuerpo entero. Ya no es rancio siquiera, es inclasificable.
Toma café y eso ayuda a aumentar el aliento con olor a caca. Habla como Adriana Varela, se pinta de rojo la boca y usa joyas de oro.

-La compulsiva: Está desquiciada. Directamente huele a Bingo. Tiene una maquinita preferida y si se la ocupan, se para atrás del que la esté usando, esperando que la libere, con cara de ojete.
Pierde casi siempre, pero cuando gana, gana fuerte. Igual esa plata la vuelve a dejar en el Bingo.

-La operada: Tiene tantas cirugías que ya posee una cara graciosa. La nariz de chancho y la boca de Angelina Jolie, pero en versión desagradable y tensa. Tiene pómulos demasiado prominentes. Huele, a veces, a perfume importado; otras -la mayoría- a cremas. No tiene feo olor, pero uno no lo capta porque da miedo acercarse.

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