13 de septiembre de 2014

Lo que esperan de vos.

Perdí la cuenta de las veces que me preguntaron porqué estaba sola, cada vez que me separaba de algún ex.
Perdí la cuenta de las veces que dí explicaciones, de las veces que no las dí, de las veces que me calenté pensando en qué tanto les importa esa parte de mi vida a los demás, y de las veces que me pregunté cuán necesario se le hace a la sociedad emparejar siempre al que está soltero.

En cada etapa de mis solterías, esas que fui teniendo entre ex y ex, me fui dando la oportunidad de crecer y aprender qué había fallado de mí, del otro, y qué debería arreglar en mí, pero por mi bienestar.

Esta vez fue completamente diferente.

En cinco meses que llevo sola, conocí más de mí de lo que hubiera imaginado.
Calculo que será por la edad, por la etapa de la vida que estoy atravesando, o porque también descubrí que las relaciones no son nunca lo que esperamos, porque mutan, como nosotros, que vivimos cambiando.

Personalmente, soy alguien muy cambiante. Una vez, cuando estaba dejando a alguien, me dijo: "Vos no sos la misma que yo conocí hace cuatro años", como lamentándose.
Y gracias al cielo que no soy la misma, pensé yo.

Mi deseo más grande en la vida, no es ser felíz, porque ser felíz no es una meta, es parte del camino.
La felicidad es efímera y es genial saber aprovechar cuando aparece, y, si podemos hacerla parte de nuestro día a día, es una gran señal de que aprendimos mucho de nosotros, y de que estamos haciendo las cosas bien.
Mi deseo más grande es ser libre. Y lo voy a concretar cuando me muera. We are born to die. (sí, tengo algún tipo de obsesión "positiva" con la muerte, pero no es el tema ahora)
Mientras tanto, elijo vivir y hacer de mi vida, un cúmulo de aprendizajes y evolución personal, que a algo bueno llevará en algún momento.

Me considero una persona felíz. Soy alegre, no soy pesimista, incito los cambios que preciso en mi vida, a medida que los voy precisando. Conozco mis procesos, mis altos, mis bajos, y sí, mi pasión astrológica me lleva a guiarme por la luna y la energía que los planetas proyectan en mí, y eso me ayuda a crecer bastante.

Paralelamente, vivo en crisis existenciales. Que no son malas, no.
Vivo preguntándome qué deseo, qué es aquello que mi alma quiere en este momento. Y trato de complacerla.

Aprendí, en esta breve soltería, que cuando sienta la necesidad -y aparezca la oportunidad- de estar con alguien en serio, no es porque tenga que llenar algún vacío. Yo ya me siento llena, ya estoy completa así como soy. No necesito una media naranja ni nadie que sea mi otra parte, porque siento que ya tengo todas mis partes juntas.

Entonces, se me ocurre que tener una relación cuando te conocés a vos mismo, no sólo habla de que puede ser mucho más sana, sino de que estás con alguien para compartir la vida, para caminar juntos, porque elegiste compartirte vos.

En la entrada ésta lo dejé en claro.

En fin, estoy harta de que la sociedad crea que tenés que estar en pareja para ser felíz.
Que supongan que no estás casada a los 30 años, y sos una fracasada. Que crean que nunca más podrás tener hijos. Que se entristezcan por vos, como si fuera algo malo.

Que te traten de resentida cuando respondés de mala manera, porque te tienen cansada con planteos idiotas. Que seas una malcogida (o no cogida) por estar sola, y que eso sea parte de tu personalidad. Que te boludeen cuando decís que estás bien, que las personas llegan cuando tienen que llegar, que aprovechás mucho el tiempo a solas, que incluso te gusta. Y no, no te creen.
No creen, tampoco, que te tomes ése aspecto de tu vida con calma. Con la calma con la que no te tomás al trabajo, al estudio, al sexo o a otras situaciones.
No deberías estar "bien", si tenés 30 (o peor, 31) y estás soltera, sin pareja, ni hijos, ni casa propia, ni auto, ni cuenta en el banco.

No deberías. Pero lo estás. Y estás orgullosa de tu independencia en todos los aspectos de tu vida. Te sentís bastante realizada y plena, como para dejar que te afecte la gente idiota. Que te termina afectando porque le das lugar, porque se meten en tu vida, cuando en realidad no tienen ningún derecho. Así que podés cerrarles la puerta en la cara.

A ver, sola o en pareja, yo soy la misma persona. Con la diferencia de que ahora puedo seguir mis deseos mucho más libremente, y elegir con quien me comparto. Nada más.

Estoy sola, y estoy felíz. No es tan difícil de entender.

Me acepto, me conozco, me investigo. Sé lo que quiero, lo que deseo (que no es lo mismo), sé que los caprichos traen resultados momentáneos, pero que seguir mis deseos, los trae a largo plazo.
Sé que soy buena en lo que hago, y sé que si tengo que hacer algo más, también voy a poder. Porque puedo conmigo misma, como nunca hubiera podido si no me daba el tiempo necesario para conocerme.

Me valoro, me cuido, me entiendo. Me analizo y me respondo. Me quiero, sí.

Y el día que tenga una relación en serio, va a ser porque esa persona se quiere, se valora y elige compartir su vida conmigo, como yo.

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