12 de noviembre de 2014

Inmensidad.

"-¿Te diste cuenta todo lo que nos espera? Es inmenso."

Me dijo así, y medio que me aflojé en la silla.

Ella nació el mismo día que yo, sólo que tres años después.
La conocí cuando teníamos 14 y 17, y desde entonces, además de ser inseparables, siempre nos dijimos las cosas de frente, jamás nos peleamos o distanciamos, y fuimos observando cómo el destino -y nuestras elecciones- nos ponían a vivir paralelismos sumamente fuertes.

Tengo que entregar la llave de mi casa el 01/12. Me mudo a la casa de mis viejos por unos meses, porque me voy a vivir a Montevideo, ya es algo de público conocimiento.
Y lo decidí así, porque contándolo, lo absorbo y racionalizo mucho mejor, que si fuera un secreto.

Ella se va del departamento que comparte con su novio, y también debe entregarlo el 01/12.
Renunció a un trabajo agobiante, que la liberó para trabajar de lo que ama, y se van porque están construyendo su propia casa. ¿Adónde se van? A la casa de los padres de ella.

Podríamos hacer una película en paralelo, donde hay diferencias abismales, que terminan uniéndonos en algún punto.
Siempre, la vida, nos termina volviendo a juntar.

Ambas estamos en un turning point de nuestras vidas.
Ambas estamos arriesgando mucho, en pos de un futuro mejor.
Ambas estamos siguiendo nuestros sueños, escuchando a nuestro corazón.
Ambas caminamos para adelante, porque sabemos que todo lo que dejamos atrás, ya no nos sirve, sino que nos estanca.
Ambas nos vamos a extrañar mucho, pero nos deja tranquilas saber que la otra siempre va a estar bien, que todo está fluyendo a favor de la vida que queremos vivir.
Ambas sabemos que todo lo que viene es inmenso.
Y somos conscientes de que, al fin y al cabo, el destino nos termina uniendo siempre.

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