26 de noviembre de 2014

Me mudo sola.

Dejé de ser hija exclusivamente, cuando decidí convertirme en mi propia madre.
Que se entienda: nunca se deja de ser hijo.

Pero elegir hacerte cargo de tu propia vida, de lo que te nutre, lo que te alimenta, tomar las decisiones en base a lo que te hace bien a vos y no a otros, y seguir tus sueños y metas, cueste lo que cueste, así debas hacer todo sola, indefectiblemente te convierte en tu propia madre.

Me estoy mudando sola.
Que no se malinterprete: Viví casi tres años sola, en soledad. Ahora me estoy mudando sola, lo estoy haciendo sin ayuda, pero volviendo con mis viejos por un mes, antes de cambiar finalmente de país.

No precisé de nadie que me ayude a embalar, a tirar media casa por la ventana, ni a elegir qué vendo y qué regalo.

No cuento con más que mi prima que me hace de flete, y me ayuda con los muebles.

Pero todo lo demás, lo estoy haciendo sola.

Y me da orgullo, no por precisar poca ayuda, sino porque sé cómo hacer las cosas, y cómo hacerlas bien.
Porque toda mi vida entra en una sola habitación, y sé que materialmente hablando, no preciso más que todo eso. Hasta quizás menos.

Me da orgullo porque me convertí en una mujer fuerte, en todo sentido.

Porque puedo levantar el mueble que quiera, y soportar con mi alma todos los ajetreos que la vida me proponga.

Porque me la banco, y me sobran ovarios al respecto.
Eso es de familia, está clarísimo.

Me da orgullo, porque no necesito a nadie para mudarme de país o decidir qué hacer con mi mundo.

Porque nunca dejo de crecer, ni de creer; porque me guía mi propia luz, y todo eso quiere decir que estoy construyendo mi camino, para convertirme en la mujer alfa de mi propia manada.

2 comentarios:

SigosinCara dijo...

Qué linda y plena sos.

Ale Modarelli dijo...

Ay, me puse como colorada :P ♥