5 de enero de 2015

Hacerse cargo de la soledad.

Me crié como hija única, aunque de parte de mi papá tengo 3 hermanas.
Siempre jugué sola.
Siempre inventé todo.
Tuve que aprender a ser creativa, ante tanta soledad.
No, mi mamá nunca me dejó sola, mis primos y primas tampoco.
Pero viví jugando, sin ninguna compañía más que la de mi imaginación, toda la infancia.

En las relaciones de pareja, tarde o temprano, terminaba sintiéndome sola.
Entre mis amigos, siempre me sentí sola.
Que no se malinterprete: es mi naturaleza, nada tiene que ver con los demás o sus acciones para conmigo.

Para cambiar cosas que viví y que ya no quiero repetir, elegí romper patrones. Sí, sola.
Decidí que hay partes de mí que ya no quiero alimentar, así que debo moverme. También, sola.
Tomé una decisión que me va a cambiar la vida 180%: Sola.
Acabo de comprar el pasaje que me lleva un poco lejos, adonde voy a ir sola.
El primer tiempo, lo sé, me sentiré un poco solitaria.

Pero esa es mi naturaleza: la del silencio, la introspección, la soledad.

No necesito nadie que esté conmigo para no sentirse solo.
Porque yo me siento fuerte en éste estado.
Prefiero a alguien que elija compartir su soledad con la mía, nada más.