19 de noviembre de 2015

Malditos tus ojos.*

"Caí y juré ya no volverte a ver".

Te lo prometés.
Una y otra vez prometés serte fiel, no derrumbarte ante el deseo, no escuchar lo que sea que te esté haciendo acordar de sus ojos o de la paz que tenés ahí, en esos brazos.

Te lo prometés porque tenés amor propio, porque no te querés exponer más, porque nada te es suficiente, porque sabés que igual no te va a alcanzar, que vas a querer siempre más y que nadie puede cumplir lo que pretendés ni soportar tu intensidad o ese fuego que te hace exigente.
Porque sabés que tenés que calmar esa llama, que tarde o temprano te podría consumir. Pero así sos vos, así te gusta ser, y el que se quede va a ser el que esté dispuesto a aceptarla.

Te lo prometés porque juraste no lastimar a nadie que quieras.
Una y otra vez te ves golpeando la pared con la cabeza, o metiéndole la mano hasta el fondo del Alma para desentrañarle los misterios y sacar todas esas cosas lindas que tiene, a la luz. Porque sabés que las debería ver todo el mundo, no solamente vos.

Te lo prometés porque te gusta que cada final huela a principio, cada transformación a renacimiento. Porque naciste después de tu muerte y estás acostumbrada a enroscarte en tu oscuridad, que es la que te hace encontrar tu propia luz.

Te lo prometés porque nadie puede obligarse a sentir, porque todos tenemos libre albedrío y la libertad de elegir donde nos quedamos y de donde nos queremos ir. Porque tenés que aceptar que a veces no vas a ser suficiente, y eso está bien. Porque no te gusta que jueguen con vos y tenés que cuidarte de no jugar con el otro ni marearlo con tus indecisiones.

Te prometés, una y otra vez, que te vas a respetar, que vas a intentar -de nuevo- entender el otro lado, aceptar que no va a sentir las mismas ganas nunca, y que renunciar no es rendirse, sino buscar otro camino. Porque todavía escuchás cómo le late el corazón y sabés demasiadas cosas que te hacen más difícil la retirada.

Te lo prometés porque en toda tu vida siempre fuiste la que quiere más, la que no tiene miedo, la que se tira al vacío, la que derrocha calor, la que comparte sin límites. Y porque es la primera vez que te conocés tanto, que te conocen tanto, que sos transparente sin ningún tipo de tabú. Porque es la primera vez que mirás con otros ojos.

Te lo prometés porque necesitás valorarte más, sea cual sea el tipo de amor que te vibre adentro, sea cual sea el grito que esté aullando tu Alma. Porque no sos libre donde no podés sacar todo lo que tenés para dar.

Te lo prometés hasta que escuchás a Buitres*, agarrás el celular y mirás su nombre hasta que te quedás dormida.

No hay comentarios: