1 de noviembre de 2015

The Bends.

Suena "The Bends" por segunda vez, porque parece ser que Radiohead es mi mejor psicólogo.
Entonces voy y vengo mientras me cocino, paseando por el living, tocando acordes imaginarios que en realidad son descargas a tierra.

Me descalzo y disfruto el placer de tener un cuerpo, de sentir, de tocar, de mezclar la ensalada con las manos (sí, limpias), de poder bailar sin vergüenza porque nadie -más que los fantasmas- me está mirando.
Y digo fantasmas porque Montevideo está lleno, porque yo convivo con los propios y porque a veces quedan dando vuelta algunos ajenos, que de a poco voy revoleando por el balcón.

Suena "The Bends" y la cabeza se me va limpiando, como si me pasaran un chorro de agua helada y transparente, con fuerza, desde la coronilla. Y mientras surte efecto esta suerte de limpieza mental, yo misma voy entendiendo y respondiéndome todo lo que me venía preguntando, todo lo que me provoca crisis existencial una, dos, setenta veces al año.

Y voy aceptando que no existen los apegos, que no son válidos más que por mero egoísmo. Que atraigo o manifiesto las cosas que necesito, y no solo las que deseo. Que estoy creciendo mucho, experimentando otro tanto, pero, sobretodo, estoy abriendo la cabeza como si me estuvieran por meter un planeta entero adentro.

Estoy viviendo de la manera en la que quiero vivir, porque desde que llegué a esta ciudad, elijo desde cero cada cosa/persona/etc... que quiero que forme parte de mi vida. Entonces también aprendo a eliminar, a depurar-me.

Suena "The Bends" y paseo por la línea de tiempo de mi vida, repasando todas las cosas hermosas que viví, los momentos duros, los sueños rotos y las promesas incumplidas, incluso a mí misma.
Paseo por todos mis proyectos, por las metas que logré y las que tengo adelante, y, sobretodo, observo lo grande que estoy. Y no me refiero a la edad. Siento que tengo más grande el Alma.

Tengo una vida feliz, y eso incluye a las dificultades, porque para mí no hay nada en la vida que no tenga un propósito. Si está ahí, una persona, un problema, una situación, por algo es. Todo tiene algo para enseñarme, de todo aprendo, y ese todo tiene un ciclo, donde indefectiblemente debe morir, partir, alejarse. Sino no habría lugar para que otras cosas nazcan, florezcan.

Suena "The Bends" y agradezco poder tener el sentido del oído porque de otro modo, mi cabeza sería una aburrida maraña de pensamientos sin melodía.

1 comentario:

NEURONAS AL ATAQUE dijo...

que lindo! me gustó.También me gusta the bends y radiohead y tambien escribo.
saludos