26 de julio de 2016

Tan trágica.

No sé bien qué es aquello que, en un determinado impulso, me lleva a situaciones en las que me obligo a perder los miedos. Me expongo a situaciones que sé que me traerán ataques de pánico, a lugares donde sé que no me sentiré en casa, a personas que sé que me van a dañar. Es una mezcla de autosaboteo con desafío a mis propias leyes, a mi mentalidad, a mis antiguas creencias.
Necesito romper patrones constantemente, salir de la zona cómoda, romper todo hasta los cimientos y volver a construir. Siento esas ansias de salir corriendo a los gritos sólo para sentirme libre. Quiero patear a la basura todos mis prejuicios y la falta de comprensión ante comportamientos que no entiendo.
No sé bien qué es eso que me genera ansiedad, que me hace burbujear la sangre como si hirviera, como si me fuera a morir si no hago lo que tengo ganas de hacer. Con urgencia, es eso, siento la urgencia. Nada me conforma, siempre busco algo más, tengo hambre de todo. 
Algo me aburre en la vida y lo quiero romper, lo quiero matar. Y todo me termina embolando, nada parece satisfacer completamente mis deseos o mis ansias. Me exaspero fácil y soy insoportable, sobretodo conmigo misma. Me harto de buscar salidas a cosas que ni siquiera tienen puerta de entrada. Me ahogo en vasos con agua llenos hasta la mitad. Me busco en otras personas. Sobretodo me pierdo en otras personas, en ojos ajenos.

Siento la fuerza arrolladora de un tornado saliendo del pecho y la valentía suficiente para hacer cosas que me pueden desarmar. Y estoy llena de miedos, tantos que tengo terror de que algún día sean más grandes que mis ganas. Pero sé que mientras los tenga cerca, mientras me anime a hacerme cargo de mi oscuridad, no van a crecer. Los quiero llevar de la mano para demostrarles lo que soy capaz de hacer gracias a ellos, a lo que me inspiran.
Tengo dudas, me cuestiono, me pregunto mil veces si lo que hago está bien, si me hace crecer y si con eso acaso estoy lastimando a alguien. Cuido a los demás más que a mí misma a veces, mal yo.
Tengo crisis existenciales y un lado filosófico que me salva de la cotidianidad del mundo, del hastío. Tengo amor por la Luna, por las estrellas, por el universo. Tengo música, que siempre me salva. Me rompe, me hace cenizas, me hace renacer. Pintar me salva. Escribir, leer, viajar me salvan. Ser tan intensamente apasionada por todo -incluso por lo que me consume- es suficiente para saber que quiero seguir viva, abriendo el pecho sin miedo a mostrarme como soy. Estallando como un big-bang.
Soy en extremo incendiaria y en extremo calmada, tanto que a veces me hundo en mi propio océano de emociones rotas.

Tener pasiones me salva de esos días que tocan fondo, en los que lo único que realmente deseo es dejar de respirar para descansar.

No hay comentarios: