30 de diciembre de 2017

Paralelismos.

Estoy sentada en la piscina y me vienen flashbacks de la infancia. También tenía una piscina, soñaba con que vivía con mi novio, preparaba tragos, escribía bajo la enredadera que es la misma que tengo ahora, una bignonia de flores trompetas color naranja.
Jugaba a que era escritora, a que tenía un barco, a que vivía cerca del mar. Tenía un limonero, como el que tengo ahora. Mi abuelo había plantado un níspero, como el que está en mi casa actual. Me rodeaban rosas y caracoles. Como ahora.
Es increíble el paralelismo que hay en mi vida actual con mi infancia, realmente siento algún tipo de ensueño o de estar viviendo en una dimensión, en un mundo que creé yo misma.
Yo inventé la ciudad costera de Solymar cuando escribí un cuento que tenía un faro, como el que hay frente a la playa, a dos cuadras de casa. Yo escribía bajo esa enredadera, que es la misma de ahora; juntaba limones como ahora, soñaba mi futuro en la piscina, como lo proyecto ahora. Me sentaba a merendar o cenar en el verano en la mesa de porlan y pedacitos de cerámica del patio, como ahora.

No logro entender si esta es la vida que todos tenemos cuando cumplimos nuestros sueños y seguimos los dictados de nuestra alma, o si solamente me pasa a mí, que creé mi propio mundo basado en mi infancia. Tal vez es algún problema psicológico y estoy perdida en una especie de agujero negro entre mi pasado y mi futuro y el presente es sólo una ilusión.
Tal vez, es tan sencillo como que la cabeza de un ser humano no tiene desarrollada la capacidad de aceptar la inmensa felicidad que significa haber creado tu propio presente.