10 de enero de 2019

Hoy.

Nacemos puros, para ser domesticados y que nos inculquen la culpa y los miedos al dolor y a la muerte. Y así, cuando despertamos, nos pasamos la vida -en camino hacia la muerte- intentando liberarnos de esos miedos y contenido inútil que sólo nos limitaba.

No tiene sentido. Nada existe. Nada de todo lo que nos rodea es real ni va a perdurar en el tiempo.
Todo es pasajero.
Es triste aceptar que nada de nosotros quedará en el camino, únicamente el conocimiento, las historias, los mensajes. Para ser significante o recordado, tenemos que intentar que nuestro legado no sea material.

Mis cuadernos se quemarán, los libros serán heredados, las cosas serán vendidas o regaladas, la ropa será donada. Nada de lo que me rodea tiene sentido o me pertenece. Nada es mío, todo es temporal, de nada soy dueña, más que de mi cuerpo, mis experiencias y lo que hago con ellas.

Somos únicamente energía, vibración manifestada. Creemos que lo material nos da seguridad, cuando en realidad es lo primero que se corrompe. Se corroe. Nos abandona.

Esto es sólo un viaje y es una pena que, antes de venir, tengamos que haber perdido la memoria, porque nos pasamos todo el camino intentando recordar.

Estamos aquí por un segundo de la historia y luego nos esfumamos, nadie nos recuerda, nada queda. Venimos a darle algo al planeta, a la humanidad, un pequeño grano de arena que es nuestra colaboración, y nos vamos. Hola, gracias, adiós.

Sólo existe la energía, la vibración, la luz.

Yo misma, ahora, mientras comprendo esto con la Mente (que no es lo mismo que el cerebro) estoy vibrando tristeza. Me siento decepcionada, engañada. Pero eso no será todo.

Toda la vida es una mentira, pero toda la vida es una verdad, porque la verdad es personal.

La existencia parece un juego vil y macabro, porque cuando más amamos a la vida, es cuando nos hacemos conscientes de su finitud.
Estoy, entonces, haciéndome amiga de la muerte. Del Ángel de la Muerte.
No porque quiera morir, sino todo lo contrario.

Antes tenía hambre de vivir, hambre de experiencias.
Antes = hace dos horas.
Ahora no tengo expectativas. No tengo sueños. No tengo ilusiones ni esperanzas.
Pero no se aterren, no me siento mal por eso.

Sé que lo material no dura, que mi cuerpo tiene fecha de caducidad, que esta materia se pudrirá.
Nada me pertenece. Nada es real. Todo fue creado y ES gracias a la vibración. A la energía.

Energía de amor.

Al no tener nada, entonces, me siento libre.
Pero no libre con alegría o excitación, sino libre en paz.
No espero nada.
Todo me sorprende.
Todo fluye.
Me he rendido ante la vida y ante la muerte. Ante la realidad de la no-realidad.
Todo lo creo -de crear- segundo a segundo.
En el presente.
Es lo único que existe, en todas las dimensiones y los tiempos de existencia.

El presente. El regalo. El amor.

Hoy volví a renacer, como tantas otras veces.
Hoy, y a partir de hoy, sólo SOY.

Y eso me hace libre de vivir fuera de la pesadilla.

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