28 de febrero de 2016

Niveles de conciencia.

Todos los seres vivos poseemos un determinado nivel de conciencia, que se trata principalmente de las cualidades del Alma de cada uno (o Alma grupal en el caso de insectos, por ejemplo), y que se eleva o aumenta de acuerdo a cuánto nos vamos ocupando de nuestro crecimiento personal y espiritual.

Aquí no se incluyen los conocimientos, estudios o información mental, sino más bien aquellas determinadas características relacionadas principalmente a los valores con los que nos manejamos en la vida.

Evitando toda connnotación religiosa, lo que en este caso se llama "Conciencia" se refiere a aquella energía universal que rodea todo. No voy a entrar en detalles, porque todos tenemos creencias distintas, o incluso hay gente que no cree en nada más allá que nuestro cuerpo físico, y eso también está bien. Sólo intento simplificar lo que quiero decir, si es que puedo...

Volviendo al ser vivo, todos los humanos tenemos una conciencia individual, y sus atributos se forman en base a los valores humanos que vamos aprendiendo desde que encarnamos.
Ellos pueden ser amor, sabiduría, paz, alegría, etc...o sus antítesis, y se revelan en nuestras actitudes y decisiones.

Para dar un ejemplo claro, mis padres se separaron cuando yo tenía tres años, y mi padre desapareció una gran cantidad de años, suficiente para generar en mí un tremendo dolor y algo de bronca.
Sin embargo, a medida que fui estudiando las Almas y su evolución, entendí la forma de actuar que mi padre tenía en ese momento: él no sabía cómo hacer otra cosa, más que lo que su nivel de conciencia le permitía, y eso fue alejarse.
Calando más hondo, me arriesgaría a decir que no tuvo el amor propio suficiente como para saber amar a alguien más (como un hijo, en este caso) y pudo haber supuesto que su presencia sería más bien una molestia, además de que por otro lado fue bastante egoísta.

Pero yo no odio a mi padre por eso, no le tengo bronca. Es más, lo amo porque sin él yo no estaría sentada acá escribiendo esto, le agradezco, le rindo una especie de tributo a mi sangre reconociéndolo como creador de mi persona.

Y lo supe perdonar y perdonarme por odiarlo en mi infancia/adolescencia (claro que lo hice, el daño fue bastante grande en su momento) pero entender que su nivel de conciencia no era el mismo que el de mi madre o incluso, que el mío, me ayudó a seguir adelante sin ese rencor que me hubiera dañado la salud tarde o temprano.

El nivel de conciencia también se relaciona con la capacidad que tenemos de hacernos responsables de nuestros propios actos.

Un nivel de conciencia bajo, por ejemplo, le echará la culpa a cualquier ser externo o a su supuesta "mala suerte" cuando algo le salga mal, o cuando viva situaciones que le resultan injustas.
Por el contrario, un nivel de conciencia algo más elevado, intentará encontrar la causa de la manifestación externa en su interior, buscará respuestas y evaluará sus pensamientos y actitudes previas al evento en cuestión.
Alguien aún más elevado, entenderá que incluso la situación más desagradable e injusta, trae el aprendizaje que es necesario en ese momento.

Debo aclarar que cada nivel de conciencia tiene su correspondiente vibración dentro nuestro, y es la que atrae o repele relaciones, situaciones, experiencias.

Alguien que "vibra bajo" está claramente en un nivel de conciencia donde -probablemente- no se ama a sí mismo y elige relacionarse con personas acordes, que no se valoran, que prefieren culpar a otros, o que buscan satisfacción externa porque no saben encontrarla en su interior. Es también probable que sean aquellos que escogen manejarse desde valores como la mentira, las obsesiones, o la traición, ya que no son fieles a sí mismos, entonces jamás podrán serlo con los demás, en ningún aspecto.

Por otro lado, los que "vibran más alto" son los que se reconocen creadores de su propia vida, los que responden ante sus actos, los que eligen entornos sanos y que les provean paz y felicidad, y que no se preocupan por "el qué dirán", ya que están convencidos de que su experiencia es la correcta en el momento correcto, y quienes juzguen simplemente están en otro nivel de conciencia donde no comprenden ni respetan a los demás.

Supongo que a esta altura ya se habrán dado cuenta de que esto es un descargo.
Trato de comprender, día tras día, las actitudes de los demás, su capacidad de hablarte detrás de una máscara, su desesperación por amor externo, la necesidad de no ir con la verdad o de responsabilizar a los demás de sus desgracias. Y no, no necesito intentar comprenderlos en realidad: simplemente estamos en diferentes niveles de conciencia.

Hay determinadas características en algunos seres humanos, ante las cuales soy tajante y terminante, e implican que yo directamente no quiera relacionarme con ellos en ningún ámbito.
Soy tan exagerada, que si me mienten en una simple situación, yo me alejo. Si eligen ser soberbios o traicionar gente, corro para el otro lado. Si odian a los animales, bueno, suficiente.
¿Por qué querría en mi entorno, a alguien que tiene que fingir para quedar bien? ¿O a alguien que no es capaz de enfrentar sus propios problemas y te culpa de ellos? Mucho menos a quienes son egoístas, gracias.
No tengo, todavía, la paciencia suficiente como para andar comprendiendo "¿Por qué lo hizo, si yo jamás lo haría?" porque, además, esa pregunta está juzgando al otro frente a mis propios valores, estoy comparando. Pero eso, sin embargo, me es suficiente para saber que somos muy distintos en cosas que para mí son básicas y primordiales ante cualquier tipo de relación, y me lleva a comprender que jamás me interesaría rodearme de personas así.

Mis valores son pilares en mi vida y en mis actitudes. Yo elijo ir con la verdad, ser todo lo transparente que pueda con los que amo, no traicionar ni exponerme sólo en base a mi egoísmo, a situaciones donde alguien más puede salir herido.
Yo elijo cuidar a mi entorno hasta de mi persona, por eso prefiero dedicar bastante tiempo para mí, en soledad, para ser la mejor versión de mí que puedo ser y compartirme con calidad, no con cantidad.

Esto es un descargo porque necesito estallar a veces cuando me resulta imposible comprender a la gente sin códigos que, al fin y al cabo, no se manejan como yo lo haría. Son diferentes mapas mentales, también.

Y necesito vomitar y escupir en un blog cosas que no puedo expresar directamente ante las personas indicadas, porque parte de mi nivel de conciencia no se desarrolló lo suficiente como para saber decir las cosas sin ir al choque. Y ya no tengo ganas de explotar con nadie, por eso me retiro despacito, como reculando, de la vida de todos aquellos que no vibren como yo y que sólo piensan en sí mismos y en alimentar su ego.

Sólo así, quedándome con unos pocos, encuentro la paz y reconozco todo lo que me falta evolucionar.
Que es un montón.

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