30 de noviembre de 2011

Maktub.

Cuando las cosas están escritas, no hay manera de evitarlas.
Así dice Coelho en "El Alquimista".

"Todo dependía de una palabra: Maktub. [...]
- Cuidado con las adivinaciones -le advirtió el extraño-. Cuando las cosas están escritas, no hay manera de evitarlas."
 
Creo fervientemente en que es así.
Hay cosas que provocamos, hay cosas que tenemos que aprender, hay cosas que podemos forjar solos, hay algunas partes de la vida que podemos generar...pero cuando hay algo tan tan taaaaaaaan importante, que está escrito, nada lo puede cambiar.

No me pregunten cómo, porque no lo podría responder.

No es el futuro en general. No es el trabajo o la manera en que decidimos llevar adelante nuestra vida. 

Es "ESA" chispa, y no hay otra. 

Es saberlo sin siquiera tener una mínima idea de porqué se está tan seguro.

Es saber que hubieras abandonado todo si hubiera sido en otro momento. Es saber que, entonces, ÉSTE es el momento. Es darte cuenta lo loco que es todo, cómo te cambian los proyectos, los sueños, la mirada.
Como te cambian las ganas que tenías de huir de todo y de todos. Te dan ganas de quedarte.
Es algo tan fuerte que sólo podés largarte a llorar. Y después reírte como loca. Así de ambiguo.
Y también es algo muy sorprendente. Fuerte. Pronto. Es muy pronto y es muy...así, loco.

Yo sé que deliro mucho, que por estas cosas me dejo llevar...pero es que nunca nunca se dió algo tan certero, tan exacto!  Es raro, no es para nada lógico.
Es mucha información de repente, y no debería abrumarme.
Calma. Que no panda el cúnico que, si está escrito, todo va a salir bien.

Navidad, qué linda la Navidad...

20:30hs.:
Los más puntuales llegan solos, antes del horario convenido. Ya vienen cargados de entrada, postre y doscientos litros de bebida. No les impacientan las doce, les impacienta todo el alcohol que pueden ingerir.


Siempre alguien llega cuando están todos comiendo. No saluda uno por uno porque está cagado de hambre y se sienta de una a morfarse todo. Es el que seguro se mancha la camisa cuando se estira sobre toda la mesa tratando de alcanzar alguna ensalada.
  
Tipo 23hs.: 

Ya se comieron todo como bestias. No llegan ni al postre, porque están que revientan.
Ya se está por acabar el vino, la cerveza que quedó se calienta en los vasos que esperan champagne o sidra.

Los nenes empiezan a romper las pelotas, ya no pueden estar sentados en la mesa, ni esperar hasta las doce. Arranca la ronda quemacabeza de cuetes y todas esas miserias pirotécnicas que dañan a los animales, pero al hombre lo hacen sentir superior porque cree tener un poder idiota de hacer ruido con pelotudeces.


Las viejas lloran discretamente, secándose la lagrimita con el pañuelo blanco con puntilla. 


Los pendejitos empiezan a delirar con que ven a Papá Noel en el cielo. Si es que no aparece alguien disfrazado y transpirado hasta los huevos con ese traje digno del Polo Norte, que no supimos importar correctamente adaptándolo a nuestra humedad.

00:00 hs.:
Los niños corren desesperados bajo el árbol, a buscar los regalos. 

Las mujeres en edad adulta, sin niños y probablemente con un grado importante de alcohol en sangre, los miramos obnubiladas, esperando que el paquete más grande sea para nosotras. Nos vamos con el ego destrozado, por supuesto.

Los padres de los niños empiezan a lagrimear, pero porque el nene está destrozando el "SuperMegaAutoRobotFantásticoqueseconvierteenguitarraycocinafideos" archiconocido e híper caro.

Y lo dejan de lado y agarran bengalas. 

Probablemente algún tío mayorcito y borracho que se las prende salga con un ojo herido. Y las tías cuidadosas les dan estrellitas, y el nene se aburre con estupideces así y pela el cuete más grande del mundo que se lo regaló el tío soltero e infelíz que ya está buscando el encendedor, porque es lo más loco que va a hacer esa noche.

Las personas frescas -mujeres madres usualmente- , comienzan a juntar la mesa. La ensalada de frutas sale en diferentes potes de repartija. El lechón, el vittel toné, la lengua a la vinagreta, la copa de camarones, las ensaladas...todo se divide para que nuestras gozosas familias pasen dos semanas comiendo lo mismo. Y todavía falta Año Nuevo. 
Vómito en puerta. 

Salen a escena el Ananá Fizz, sidra, champagne, etc... sumados a las calorías de los turrones y chocolates varios, tortas y otras dulzuras que generan nada más que panza y placer efímero. (pero cómo me gustan!)


Ya está el más gordito de la familia atacando, antes de que terminen de traer todos los dulces.


Y ya los "familiares" extras entran en acción: la señora que cuidaba a mi bisabuela, por ejemplo, terminó una Navidad pasada de rosca (y tinto) jugando con la nariz del lechón, como si fuera propia. Y después lloró el resto de la velada.

Seguramente este año, a esta altura, yo llore porque tengo menos regalos que mis sobrinitos. Y estoy soltera.
Y me junto con alguna/s amiga/s -vaya Dios a saber quién/es- para terminar de confirmar mi soltería en público.

Y estoy en pedo, claro.

29 de noviembre de 2011

Ella.

Nos conocimos cuando ella nació.
Cuando creció lo suficiente, no sólo jugábamos juntas, sino que también, ya desde temprano, le escapábamos a la sociedad.

Yo era muy tímida y callada en aquel entonces. Ella era asquerosa y comía muy poquito. Éramos dos palitos.
Nos compraban figuritas de Frutillitas juntas. Nos visitábamos. Pasábamos las fiestas delirando que determinada estrella fugaz era Papá Noel.

Después crecimos. La familia se dividió y por razones varias, algunas laborales, otras ajenas a nosotras, perdimos el contacto.

Pero vivíamos a una cuadra.

No tengo hermanas. Mejor dicho, tengo 3, pero no vivieron nunca conmigo, y ese sentimiento fraternal lo siento con muy pocas personas. Con alguna amiga, alguna prima...y con ella. Y si, con mi hermana más pequeña también. Pero es raro....

Yo no sé si fueron los astros nos tenían preparada esta sorpresa, si fue la vida, el destino o como quieran llamarlo.
Yo sólo sé que teníamos que estar juntas de nuevo. Que no sólo somos familia, que no sólo nos perdimos muchos momentos importantes de cada una, que no sólo siento esta felicidad enoooorme de haberla reencontrado, y que quizás no nos extrañábamos porque este sentimiento no había florecido.

Yo ya sé, sin hablarle en años, lo maravillosa persona que es. Sé que además de ser súper inteligente, tiene un corazón enorme. Que es divertida. Sensible, llorona, intuitiva. Que es tímida como yo, aunque no lo parezcamos.
Que ama las series, la buena música. Que lee, es muy muy culta, (es la única persona en el mundo con la que salimos un sábado a la noche y terminamos hablando de mitología romana, por ejemplo) y también es cholula.

Que piensa, todo el día piensa. No para. Y eso también lo compartimos.
La conozco más allá de lo que nos podemos conocer hablando.
Sé que es demasiado organizada para mi gusto, pero que nos podemos complementar.
Sé lo laburadora que es, y cuánto se merece las cosas lindas que le pasan.
También sé cuánto ha llorado, y cuánto nos parecemos.

Sé que le tiro muchas flores, también. Que casi la idolatro.
Es mi prima. Y pueden decirnos que esto es demasiado.
Pero me dí cuenta que vivimos en paralelo muchas cosas, y nos entendemos a la perfección.
Que tenemos gustos parecidos en muchísimos aspectos de la vida. 

También sé, como cuida que soy con todos los que quiero, que nunca más le voy a faltar. Que me pongo en lugar de guardaespaldas, aunque ella me tenga que "cuidar" a mí a veces. Que también me pongo pesada.
Que voy a estar cuando me necesite. Cuando quiera reír, llorar, pensar, hablar, gritar, correr hasta la plaza como Rocky o comer helado mirando Cuevana. O tomar más de 6 cervezas y no acordarnos de casi nada al día siguiente.

Y no tengo más nada que decir, salvo a aquello que la predestinó en mi vida y en mi familia cuando nació: GRACIAS!!

22 de noviembre de 2011

Lo que la gente cree.(mos)

La gente se cree que puede manejar los sentimientos.

Que puede estar en pareja o sola el tiempo que quiera.

Que si aparece alguien que te recontra sacude el piso, cuando estás solo, podés manejarlo.
Que si estás en pareja, podés amar al otro toda la vida aunque la relación se derrumbe.
Creen que pueden mantener una relación mediocre el resto de sus vidas, con tal de no estar solos.

Y no reconocemos que evitamos un montón de cosas para no sentir que nos equivocamos, para no salir lastimados, para protegernos.

Que nos hacemos los boludos, que no nos gusta que nos rechacen y sentirnos vulnerables, que somos cobardes y que todo nos cuesta un huevo/ovario cuando alguna decisión difícil se acerca.
Que pensamos de más y a veces actuamos de menos.
Que odiamos todas las preguntas de tipo "relación sentimental/estado civil".

Que tenemos miedo de enamorarnos de alguien que nos coarte las libertades que tenemos solteros.
Que tenemos miedo de enamorarnos.

A las mujeres sobretodo, nos cuesta más. La mujer piensa mucho en el futuro, en la edad, en la familia que quiere o quiso formar en algún momento. En que quizás nadie más la soporte tal como es, en que nos podemos quedar como la tía solterona toda la eternidad, en que el truquito del "reloj biológico" te quema la cabeza.

Pues personalmente me siento un poquito aliviada. No sé cuándo voy a querer formar una familia. No sé con quién. Pero antes era un tema que me preocupaba. Hoy no. Porque no tengo ganas de cuidar a otro ser humano, estoy aprendiendo a cuidarme de mí misma. Y si algún día voy a estar con alguien, quiero disfrutar estar con ese alguien solamente, así como disfruto estar conmigo misma ahora, mucho antes de tener que cuidar a otro ser.


Volviendo a lo que nos compete (esta palabra siempre me dió mucha risa), creo que también a todos nos falta reconocer que somos una manga de giles.

17 de noviembre de 2011

Búsqueda.

No es fácil estar conmigo. No es fácil soportar a alguien que cambia constantemente. Y duele que te lo digan como algo terrible, como si fuera una enfermedad.

Yo cambié durante estos últimos cuatro años. Pues hubo gente, por lo visto, a la que no le gustó nada nada que yo fuera un año de una manera y otro de otra. Es mi manera de ser, ésa es mi esencia: yo soy yo, pero también soy otras.

Soy la dulce y la salvaje, la tímida y la caradura, la payasa y la seria. La que habla hasta por los codos, pero se cierra para hablarse solita. La persona, la animal.

Soy cambiante a más no poder, y no es que me enorgullezca o que lo diga chocha. No siquiera lo hago a propósito. Soy así. En el fondo soy la misma siempre, la que ansía aprender y crecer, la que no puede estabilizarse sin sentirse un poquito apretujada entre tanta sociedad, la que se asfixia en relaciones rutinarias, la que ama pero prefiere andar desatada por la vida, antes que sufrir en una jaula con barrotes oxidados.

Soy siempre la que salta a defender a un animal, voy a ser siempre hija única, voy a decir siempre lo que siento y pienso, siempre voy a indignarme con las injusticias, voy a escuchar otras opiniones, voy a tener la mente abierta, voy a amar sin decir una palabra a menos que el otro se juegue un poco, porque yo me juego mucho, pero a veces me canso o me acobardo. Voy a excitarme con los desafíos y seré siempre la primera que quiera jugar una carrera.

No sé cuánto habré cambiado que a otra persona le molestó tanto como para hacérmelo saber... recién ahora!

Quizás dejé de ser romántica. Cambié las rosas por cactus, traté de conseguirme sola las estrellas y no esperar a que me las regalen. Miré a la luna en soledad, hablándole al cielo más que a mi vieja.
Amé más animales que personas. Abandoné las cenas a la luz de las velas, por noches con amigas.

Y también debo haber sido más dura. Me limité los horarios laborales y me dí espacios para mí misma. No me importó no irme de vacaciones un verano. Empecé a preocuparme por mí, anteponiéndome a los deseos ajenos. Y eso debe haber sido difícil de aceptar.

Empecé a sonreírle a todo el mundo, en lugar de guardarme las sonrisas. Me callé la boca un rato. Vomité palabras al siguiente.
Lloré más que de costumbre y ahora se me da por lastimar gente. Mejor dicho, se me dá por alejarme, por buscar mi propio bien, mi libertad, mi espacio, a mí, tratando de no pensar en las consecuencias, pero viviéndolas para aprender.

Se me dió por buscarme a mí.

16 de noviembre de 2011

Rara, como encendida.

Hace poco alguien me dijo: "Ah, pero vos estás cada vez más loca!".
No sé si preocuparme, reírme o darle para adelante a estas cosas.

Quizás sea que siento una atracción por cosas que no son "normales". Los cuchillos, por ejemplo. O que hablo de la muerte con naturalidad. O que me desnudo metafóricamente cuando hablo con unos vasos de vino encima.

O que siento tanta pasión por las cosas que me gustan, que me aferro a ellas como escape, como arte, como vida. Que siento que son todo.
O que en lugar de querer a la gente, yo directamente amo. Amo así de fuerte, como un abrazo bien dado, como la llama que me quema en el pecho cuando pienso en hacer las cosas que me excitan. No hablo del amor romántico, hablo de la pasión, del amor a la vida, a las personas, a los animales.

Hay algo más lindo que un abrazo bien fuerte?? (no contesten en sus casas, gracias!)

Amo mucho y sin límites, amo con fiereza y con timidez, porque no cualquiera acepta un "te amo" sin pensar en que te fuiste de mambo y que te confundiste todo.

Amo la inteligencia y la cultura en las personas. Amo que sepan hacerme reír y que sepan escuchar. Amo que me obnubilen cuando hablan, porque quiere decir que esa persona es interesante.

Amo la dulzura de algunos niños -siempre a uno le encantan los niños ajenos- y sus risas. Amo la nueva vida que trae un ser a un hogar.

Amo la fidelidad de los animales, la sensibilidad, hasta sus miedos. La fiereza, los gruñidos, lo salvaje. Amo todo en todos los animales.

Amo las plantas, los árboles! Me fascinan las hierbas, los condimentos, los perfumes, los álamos....

Así como hay cosas que me despiertan esta pasión, hay otras que "me la bajan". Y prefiero hacerlas a un lado, sobretodo cuando me doy cuenta que me hacen mal. Y pido perdón por las decisiones que tomo, sobretodo si lastimo a alguien. No son súbitas, son muuuuy racionales.

En fin, desde que tengo memoria me dicen que soy rara. Que me atraen las cosas raras, las aventuras extrañas, objetos y personas no convencionales.

Por eso también me he pegado mis buenos palazos.

Pero no puedo cambiar, mi naturaleza es así. Estoy loquita, soy rara, me gusta lo anormal. Todo lo que me implique un riesgo, inevitablemente me llamará la atención. Todo lo que pueda salirse de la rutina, también.

Y esto trae aparejada una serie de cuidados y precauciones a tomar....que nunca tengo en cuenta.

Amo ser mujer.