Dejar de ir a misa al segundo domingo después de tomar la comunión, porque no me sabía las canciones, todos tenían muchas joyas pero nadie me daba cabida (no sé, eso me hacía sentir mal, qué se yo!), estaba solita siempre en el fondo y el cura tenía mucho olor a vino.
Ése fue el fin de mi relación con la iglesia.
Contaba con tan sólo once años y lloré todo el otro domingo para que mi vieja no me mandara.
Qué cosa horrible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario