En lo que va del año, tomé tres decisiones importantes.
Acepté una oferta de trabajo, que estaba esperando. Era algo que sabía que podía y necesitaba hacer.
Decidí irme a vivir sola.
Un día me levanté y no me pude callar más.
A las tres cosas, las pensé mucho.
Tuve muchos miedos, y alguno que otro a veces vuelve, es inevitable.
Finalmente dejé de pensar y me dije: "Hacé lo que te haga felíz, aunque mientras tanto puedas llegar a sufrir, no te quedes sin arriesgarte."
Para las tres cosas, terminé decidiendo con el corazón.
Sin duda alguna, para las cosas realmente importantes, me tomo mi tiempo y dejo que él elija.
Por ahora no me equivoqué. :)
Para otras cosas es esencial usar la cabeza, claro.
Pasa que no nos damos cuenta de que ella está a nuestra disposición, y no al revés.
Debe ser que nos dejamos apabullar.
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