30 de julio de 2012

Miedo.

Es lógico el miedo que tenés.
Yo también lo vengo pensando.

Es en lo único en que la diferencia se puede llegar a notar, como dijimos.
Pero no sé.

Hay cosas que si miro un par de años para atrás, pensaba que a esta edad ya las tendría "hechas", por decirlo de alguna manera.
Pero no. Por suerte, calculo.
Porque mi vida me gusta así, con sus cambios, sus altibajos, con las pequeñas y las grandes felicidades, con las lágrimas y con todas estas libertades.
Mi vida me gusta así, sobretodo desde mayo.

Si pienso en el futuro, me hago un bicho bolita.
Porque hay cosas que sé que voy a querer.
Ni loca de acá a dos años, quedáte tranquilo. Un poco más, seguro.
Por lo menos es lo que por ahora pienso y siento.
No tengo esas ganas más que como una fantasía, como algo que te impone la sociedad y que dice que es "lo que debe ser". No tengo ganas ni expectativas de que sean mi realidad a corto plazo. Ni siquiera son planes todavía, son ideas en el aire, que no tengo intenciones de concretar por ahora.

Y sé también que lo más probable es que justo en el momento en que lo quiera, para vos todavía sea temprano.
Y honestamente tengo miedo de que a mí se me haga tarde.

Es complicado.
Muy.

Pero ninguno de los dos sabe dónde va a estar parado cuando yo tenga ganas de más.

Y si, me da cosa, me genera un vacío raro y llego a pensar que quizás tengamos fecha de vencimiento.
Pero todo lo que pueda llegar a querer, no dudes que lo vas a saber a tiempo.
Porque aunque no sean los otros "grandes planes", puedo llegar a querer raptarte y atarte a la cama algún día.
Aunque para eso deberíamos tener alguna idea o proyecto de vida en común, y si, falta muuucho, bombón. Ni te preocupes en tener miedo de antemano. Es al pedo.

Así que te repito, no sabemos dónde vamos a estar parados.

Y si te quiero de la manera en la que lo hago ahora, creo que cualquier diferencia se puede saltear.
Porque si, es mucho lo que movés acá ♥ y siempre va a estar primero, ante cualquier dificultad.
Date cuenta que te elegí, así como sos, todo vos, te elegí en este momento de mi vida.
Y te sigo eligiendo.
Así que todo lo demás siempre se puede conversar. Porque somos dos, no?

Te propongo relajarnos y seguir disfrutando este presente, todo esto, que si mal no recuerdo, dijiste algo así como que es grande. (Me encanta cuando me hablás así.)
Y el futuro que se maneje.

Y lo que sí recuerdo bien es que tengo la responsabilidad de cuidarte algo que dijiste que es "mío".
Despreocupáte, que yo me hago cargo.
Ah, si, eso también: ME HAGO CARGO. Donde sea, ante quien sea, como sea, etc...

Bueno, si, me reeee fui por las ramas. Y vos decías que pensabas cosas re flasheras, jáj.
Te gané de nuevo! 
Igual todavía tengo más para decirte, pero cierto que preferís las cosas en la cara.
Esto bancátelo porque hoy no me dejaste terminar de hablar. :P

Y que durar sea mejor que ardeeer...♫

28 de julio de 2012

Hoy.

Era viernes, pero no de esos viernes que me gustan.

Hoy me levanté tarde y odiosa por el ruido que hacían mis vecinos.
No dormí bien desde la mañana.
Era mi último día de vacaciones, el lunes vuelvo al trabajo.
Me martillé un dedo.
Fuí al mercado y la cajera era una bosta.
Charlé con el almacenero que me llena de preguntas y yo soy medio antisocial si recién te conozco.
Mandé a buscar unos trabajos. Me cobraron de más.
Quise destapar un vino y rompí el sacacorchos.
Quise intentarlo con un tornillo, y también lo rompí.
Decidí hundir el corcho, y cuando lo logré salpiqué toda la pared y me manché la ropa.
Estuve todo el día sin teléfono.
Terminé de comer y me agarró un ataque de tos que me daba arcadas.
Me senté al lado del inodoro pero el vómito se anticipó y me vomité el pantalón.
Era como la minita del exorcista, pero no era verde, era violeta, por el vino.
Se acaba de caer por decimoquinta vez en el día la porquería de Glade que se pega en la pared del baño para cuando cagás feo.
Quise ver a mi mamá, pero tenía mucho frío para salir.
Lloré dos o tres veces en el día, y no me está por venir.
Estuve híper sensible y cualquier broma me hacía poner mal.
Falleció la abuela de una de mis mejores amigas y yo no me llevo bien con los velorios.
Hoy volví a entrar en crisis existencial por el laburo.

Y te extrañé mucho, no sé porqué.

11 de julio de 2012

Casi como en el cine, pero NO.

Nunca la vida es como en las películas.

En las películas la gente no se asusta ante las grandes cosas de la vida; cuando está confundida, al toque se "desconfunde"; aman con pasión y odian con certeza.
Siempre terminan comiendo perdices y sonríen en el desayuno.
Caminan bajo la lluvia y no se engripan.
No le temen al futuro y tienen los mejores trabajos, hacen los mejores viajes, no tienen miedos.
Los locos de las películas, los arriesgados, siempre terminan teniendo la razón.

En mi vida las cosas grandes de la vida me aterran; cuando estoy confundida, siempre pasa algo que me confunde más; no odio a nadie, pero por lo menos sí amo con pasión.
Perdices no como porque me parece una atrocidad; y nunca desayuno. Y si lo hago, lo hago sola, toda despeinada y con la almohada marcada en la cara.
Cuando me dejo estar bajo la lluvia, paso la semana posterior en cama.
Pienso tanto en el futuro que me tiemblan las manos de imaginarme que no será así. Sí trabajo de lo que me gusta, pero siempre creo que podría mejorar. E inclusive genero nuevos proyectos constantemente.
Mi último viaje creo que fue a Mar del Tuyú y soy una miedosa compulsiva.
Estoy loca, calculo. Me arriesgo bastante últimamente. Todavía queda saber si tengo la razón, o si por lo menos acierto algo.

Por lo menos me descargo rompiendo botellitas, en una escena real pero que parece de película.
Porque me gusta hacer esas cosas que si las veo de afuera, me gustaría estar haciéndolas.

Me explico?

9 de julio de 2012

Recuerdos.

Hoy me tocó ordenar el pasado.

Esto de mudarse y revolver todas esas cajas con recuerdos, seleccionar cuáles me van a acompañar en este nuevo camino y cuáles dejo atrás, bien atrás, me puso un poquito rara.

No es melancolía, no.

Sin embargo, ordenando, encontré cartas, cuadernos, diarios, canciones.
Cuánto que escribí en mi vida, dios mío!! Cuánto que me escribieron...
Cuántas palabras, dibujos, fotos, grabaciones...

Y no tengo la fuerza para desprenderme de nada de eso.
Pero tampoco la valentía de hacerle lugar en mi nueva vida todavía.
Creo que voy a necesitar un tiempo para dejar todo eso en casa de madre.
Y luego cuando vea bien qué quiero guardar y qué no, seleccionaré lo que quiero leer, oler, recordar cuando sea vieja y tenga melancolía.

Porque me leí y ví cuánto crecí, cuánto cambié.
Me dí cuenta que ni loca quiero volver a ser esa Ale de antes.

Encontré recuerdos de ex novios.
Encontré cartas de amigas que ya no son, y de mis amigas actuales.
Encontré fotos y toda la pieza se me llenó de recuerdos.

No lamento nada.
De arrepentirme, sí, reconozco que me arrepiento de un ex.
Pero bueno, hay cosas de la vida que nunca entenderé. Algo habré aprendido, calculo...
Más allá de eso, no me arrepiento de nada de lo que hice, ni de lo que me privé.
No extraño a nadie ni nada de mi pasado.

Es lindo ver, desde dónde estoy parada ahora, todo lo que viví.
Todas las cosas lindas, buenas, malas y las feas también.
Todo.

Porque todo eso me ha hecho avanzar adónde estoy hoy.
Gracias a todo eso soy quien soy, estoy con las personas que estoy, sonrío con esta felicidad.

Y estoy orgullosa de eso.

8 de julio de 2012

Algunas cosas esenciales.

*Familia a quien agradecer la vida: chequeado
*Amigas de fierro: chequeado
*Carrera terminada para trabajar de cosas que una ama: chequeado
*Carreras abandonadas, que algún día quizás se retomen: chequeado
*Alguien a quien querer, con quien sonreír y despertar: chequeado
*Independencia: chequeado
*Algunas personas que podrían no existir: no fue tenido en cuenta. Intente nuevamente. CHEQUEADO. 

Una nota de por ahí...

Me gustó. Lo comparto. :)


"Una revista británica ha realizado una encuesta entre hombres, dividiéndolos
en tres grupos de edades. Sus preferencias sobre probables parejas fue aplastante: la mayoría eligieron mujeres entre 45 a 60 años.
Casi todos coinciden en que son más inteligentes y más sexys. Pero la autentica
respuesta la da un escritor sudamericano de 43 años, Santiago Gamboa ... espero disfruten la lectura.


Palabras de Santiago Gamboa, escritor colombiano.

Las mujeres de mi generación son las mejores. Y punto. Hoy tienen cuarenta y
pico, incluso cincuenta y pico, y son bellas, muy bellas, pero también serenas, comprensivas, sensatas, y sobre todo, endiabladamente seductoras, esto a pesar de sus incipientes patas de gallo o de esa afectuosa celulitis que capitanea sus muslos, pero que las hace tan humanas, tan reales.
Hermosamente reales.

Casi todas, hoy, están casadas o divorciadas, o divorciadas y vueltas a
casar, con la idea de no equivocarse en el segundo intento, que a veces es un modo de acercarse al tercero, y al cuarto intento. Qué importa...

Otras, aunque pocas, mantienen una pertinaz soltería y la protegen como ciudad sitiada que, de cualquier modo, cada tanto abre sus puertas a algún visitante.

Nacidas bajo la era de Acuario, con el influjo de la música de Los Beatles, de Bob Dylan.... Herederas de la "revolución sexual" de la década de los 60 y de las corrientes feministas que, sin embargo recibieron pasadas por varios filtros, ellas supieron combinar libertad con coquetería, emancipación con pasión, reivindicación con seducción.

Jamás vieron en el hombre a un enemigo a pesar que le cantaron unas cuantas verdades, pues comprendieron que emanciparse era algo más que poner al hombre a trapear el baño o a cambiar el rollo de papel higiénico cuando éste, trágicamente, se acaba, y decidieron pactar para vivir en pareja.

Son maravillosas y tienen estilo, aún cuando nos hacen sufrir, cuando nos engañan o nos dejan. Usaron faldas hindúes a los 18 años, se cubrieron con suéter de lana y perdieron su parecido con María, la virgen, en una noche loca de viernes o sábado después de bailar.

Hablaron con pasión de política y quisieron cambiar el mundo. Aquí hay algunas razones de por qué una mujer de más de 45 nunca te va a despertar en la mitad de la noche para preguntarte.... "Qué estás pensando?" No le interesa lo que estás pensando.

Si una mujer de más de 45 no quiere mirar un partido de fútbol, ella no da vueltas alrededor tuyo. Se pone a hacer algo que ella quiere hacer y generalmente es algo mucho más interesante. Una mujer de más de 45, se conoce lo suficiente como para estar segura de sí misma, de lo que quiere, y de con quién lo quiere.

Son muy pocas las mujeres de más de 45 a las que les importa lo que tú pienses de lo que ella hace. Una mujer de más de 45, tiene cubierta su cuota de relaciones "importantes"Las mujeres de más de 45 son generosas en alabanzas. Ellas saben lo que es no ser apreciadas lo suficiente. Tienen suficiente seguridad en sí mismas como para presentarte a sus amigas. Solo una mujer más joven e inmadura puede llegar a ignorar a su mejor amiga.

Las mujeres se vuelven psíquicas a medida que pasa el tiempo. No necesitas confesar tus pecados, ellas siempre lo saben. Son honestas y directas. Te dicen directamente que eres un imbécil si es lo que sienten sobre ti.
Tenemos muchas cosas buenas que decir de las mujeres de más de 45 y por múltiples razones.

Lamentablemente no es recíproco. Por cada impactante mujer de más de 45, inteligente, divertida y sexy hay un hombre con casi o más de 50... pelado, gordo, barrigón y con pantalones arrugados haciéndose el gracioso con una chica de 20 años y haciendo el completo ridículo."

1 de julio de 2012

Vivir conmigo.

Almorzar en el trabajo casi siempre.
Cenar a cualquier hora.
Escuchar la música que se me cante.
No tener cable.
Que venga gente cuando quiera.
Estar sola cuando lo necesito.
Hacer lo que quiero sin depender de nadie.
Abrirle a las cuatro o siete de la mañana.
Levantarme para despedirlo a las ocho y media.
No tener horarios.
No dar explicaciones.
Jugar a la ama de casa de vez en cuando.
Comer lo que quiero comer.
Llorar cuando quiero llorar.
Escribir, cantar, bailar, leer, tomar un fernet, fumar.

Cualquier cosa que quiera hacer está a mi alcance, sin límites, sin normas estrictas.

Ser libre, no?
Creo que se trata de eso, y de crecer un poco.

Fideos Verdes.

Ser hija única.
Volcar el agua de la pava de juguete, mientras "cebaba mate" en tu cama.
Cruzarnos "a lo de la tía Chiqui".
Pelearme con mi primo Pancho y terminar llorando siempre.
Jugar con "la Piqui", sin imaginarme que años después desenterraría sus huesos jugando a la antropóloga.
Que siempre la abuela termine regalando mis perros.
Visitar a la (bis)abuela Cresencia.
Las Fiestas con toda la familia unida.
Mis primas Macarena y Sofía. Zárate.

Vaciar el baúl de los juguetes y encerrarme adentro para asustarte.
Sentarme en la vereda recién bañada y peinada, y durar menos de quince minutos quieta y limpia.
Jugar al elástico usando las piernas del abuelo y una silla.
La tarta de manzana de la abuela Rosa.
Los ñoquis y las galletitas que hacía para todos (mentira, las hacía para el abuelo).
Verlo llorar cuando jugaba Boca. Preocuparme cuando la presión le hacía sangrar la nariz.

Preguntarte llorando si nos vamos a meter en la guerra, cuando en la tele escuchaba las noticias de la Guerra del Golfo.
Contestarte mal, porque siempre fui una mal arreada y parece que competimos a ver quién tiene el carácter más podrido.
Robarte todos los materiales para hacer artesanías.
Coserle ropa a las Barbies con esa máquina de coser que me regalaste, y todavía guardo, blanca y rosa.
Escribir cuentos de terror.
Hacer la carpa con maderas y sábanas en el patio.
Construirme la casita con ladrillos en el fondo.

Los veranos en el patio de atrás de casa, a la sombra de esa planta que estaba llena de hormigas que picaban feo. Mate para ustedes, facturas con queso untable, chocolatada para mí. Pileta hasta tarde.
El queso y dulce.
Las noches en la vereda.
Ése sopapo que bien merecido tenía.
Los premios por dejarme hacer nebulizaciones.
Las figuritas.
Mis otras primas Analía y Lucía.

Jugar casi siempre sola. Incentivar la imaginación.
Haber heredado tu creatividad para todo: para el arte, para divertirme, para la vida misma.
Escuchar todo, siempre. Saber todo sin que me lo cuentes.

Que me enseñes inconscientemente a seguir mi intuición.
Que seas mi profesora de manualidades, de arte, de reiki, de yoga. De la vida.

Actuarte como ese personaje inventado que era "La Frunci".
Mi hiperactividad.
Las caricias de Daniel en la espalda.
Edu. Matías.

El incendio. Las cosas que perdí. Las que gané.
El club. Los amigos que conocí allá y todavía conservo.
San Clemente a mis tres años. Quedarnos de la tía Isabel.
Comer fideos verdes de esos que me gustaban tanto.
Volver a mis nueve. La llamada de la abuela. Mi ataque de pánico.

Que me vayas a buscar a la escuela cuando murió el abuelo.
Que me dejes visitar a mi familia paterna.
Crear el lazo que creé con mi prima Caro.
Que la abuela Amalia siempre me defienda.
Que papá falle siempre con las promesas que me hacía.
Que a veces no se haya acordado de mi cumpleaños.
Que siempre termine llorando.

El viaje a Mendoza.
La facultad.
Y todo lo que vino después.

Miles de cosas más que no recuerdo o que son demasiado íntimas.

Todo eso, tantos recuerdos, todo lo que hiciste por mí, cómo te rompiste el alma para criarme bajo condiciones bastante complicadas.
La mujer que hoy soy, "es" gracias a vos.
Cuánto laburaste para darme lo que necesitaba, y cuando podías, más.
Cuánto me amás.
La gente que siempre estuvo a nuestro lado.
Los que se fueron, y los que se alejaron.
Los que aparecieron y se quedaron.

Hoy almuerzo fideos verdes.
Los fideos verdes son mi infancia.
Son tu amor hacia mí.
Son lo que soy, son parte de mí, son Ale.

Quiero ser por lo menos la mitad de mujer que sos vos.
No te das una idea lo que te admiro.
Cómo admiro y agradezco lo fuerte que fuiste siempre.
Todo lo que me diste y me seguís dando día a día aunque no nos veamos.
Cómo me dejabas abrazarte cuando estábamos tristes.
Te amo con el alma.

Y no, no es ni tu cumple ni el día de la madre.
Es domingo.
Y estoy comiendo los fideos verdes sola.
Creo que crecí un poco.

Igual extraño tus pastas con salsa.
El domingo que viene almuerzo allá.


Realidad.

Muchas veces me perdí de cosas que quería.
Momentos, horas, minutos.
Quizás lo que quería era solamente estar sola, o hacer otra cosa.

Muchas veces hice cosas que no me hacían feliz para hacer feliz a otra persona.
Muchas otras negué mi propia libertad, me estafé los días, me quedé encerrada cuando quería salir.

Siempre pienso mucho en los demás.
Me gusta hacer felices a los demás.
Pero a veces me perdía en ese gusto por la felicidad ajena, que no encontraba la propia.

Y un día me desperté.
E hice todo lo que no había hecho en años.
Mandé todo al carajo, me liberé, me desencastré de un rompecabezas que no era mío, me sacudí el polvillo y arranqué de cero.
Empecé a seguir el conejo por otra realidad, alguna que encajara conmigo y con la nueva mujer que estaba emergiendo.

Y hoy puedo agradecer ese ataque de sinceridad para conmigo misma, porque sino no sería lo que soy hoy, no hubiera tratado de encontrar el equilibrio entre mi felicidad y la ajena.

Inevitable es que me importe la felicidad del otro, sobretodo cuando quiero a alguien.
Pero inevitable es también, darme cuenta que, por más egocéntrico que suene, la mía está primero.

Porque soy la única persona con la que voy a vivir toda mi vida.
Los demás son compañeros de viaje, efímeros.
Nada es para siempre.

Y nadie te va a dar lo que no encontrás en vos.
Nadie te puede sacar los miedos. Mucho menos si vos no lo intentás.

Y todo eso no es una negación o algo negativo, es una realidad.
Por más que queramos que todo lo que nos hace bien sea eterno.
Ni siquiera nosotros lo somos.

Se ve que hoy me desperté realista.