No sé cómo empezaba, el tema era que el más capo de todos los vampiros del mundo me estaba buscando. Ni siquiera era Drácula, era peor, porque era la personificación del señor de las tinieblas, para ni nombrarlo.
Estaba Javi, y había un par más de personas que, o no recuerdo, o no identifiqué, pero seguramente eran amigos o familiares muy cercanos.
En la casa donde estábamos, al sentirme perseguida, yo optaba por esconderme en un hueco raro que había bajo un balcón. Cuando finalmente me acomodo, veo que es complicado salir de ahí y que, en caso de que me descubra el susodicho, estaba perdida. Desde enfrente alguien me gritaba algo. Estoy desenrrollándome del balcón, cuando miro y era mi suegra tomando helado (?) y con la mano en alto en la cual tenía la cucharita, me grita que se va a romper el balcón.
Al lado estaba mi suegro, ni enterado de la situación.
Miro donde el balcón se sostenía y si, efectivamente se estaba desprendiendo de la construcción. Mi novio me tira la mano y con su ayuda puedo treparme y subir a la casa nuevamente.
Yo estaba armada con cuchillos, cutter y bisturís de esos con los que hago artesanías, pero sabía que sin una estaca en el corazón no se iba a morir.
Le doy cuchillos a Javi y a las otras personas para que se defiendan por las dudas.
Finalmente no sé cómo apareció el hombre desagradable éste, y entablamos una lucha.
Le cortajeo un poco el cuerpo, y cuando cae al piso, atención: sin ningún tipo de pudor y con la tranquilidad y naturalidad con la que escribo la lista del supermercado, LE CORTO LA CABEZA.
Ok, sí.
Yo que no llego a 1.60 de estatura, y no tengo fuerza ni para correr de lugar mi heladera, le cortaba la cabeza al diablo devenido en vampiro que pretendía matarme.
Pero aquí no termina todo.
Le saco las tripas, y todo eso, incluyendo su cabeza, increíblemente aparecen minimizados dentro de una cajita redonda que de pequeña supe tener (y que en algún rincón de la casa de mi madre andará) y yo observaba que se habían podrido; pero sin la estaca en el pecho, con el paso del tiempo todo eso se regeneraría y volvería a la vida.
Así que ni idea cómo aparecí en el jardín trasero de mi casa de toda la vida, juntando tronquitos de las plantas. Encontraba unos medio débiles, pero de todos modos los tallaba.
Como quien hace un trabajo minúsculo, terminaba de tallar una de las estacas de tronquito, iba al pasillo que daba al jardín -donde en el piso estaba la cajita destapada- y decididamente la clavaba en el lugar donde suponía que, en el revoltijo de órganos, estaba el corazón.
Y algo dejaba de latir. Y todo el resto de órganos se iba descomponiendo tan rápido que terminaba por desaparecer.
Y esa fue la noche en la que derroté al diablo. Que era un vampiro.
Y esto sigue sin terminar!
A la hora tuve que levantarme para ir a trabajar. Cuando mi suegro me está llevando en el auto, bajo el puente frente a Mc Donald´s había afiches gigantes en negro, con letras rojas y blancas que decían: VAMPIRO. Y un pequeño murcielaguito adornándolo. Sólo eso.
Todavía no sé cómo no me bajé a arrancarlos.
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