Comprendés exactamente lo que te pasa. Sabés porqué estás llorando, conocés cada causa y cada raíz de tu dolor, de ese dolor que es tu responsabilidad, de ese al que no podés culpar a nadie.
Encontraste tu sombra y está llena de rencores, de resentimientos. Es una nube negra, oscura, donde están guardados todos los preconceptos que la sociedad y la familia te impusieron sobre lo que debe ser, junto a lo que siempre fue igual en tus relaciones, e insistís en mantener.
¿Cómo te va a ir bien, haciendo lo mismo de siempre, que todas las veces te llevó al mismo y triste final?
Nada vas a aprender si no comenzás a lidiar con la incomodidad de saberte imperfecta.
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