Bueno, finalmente me cansé de aguantarme y tengo la imperiosa necesidad de hablar de amor.
Acá va lo que pienso del amor en general, y de las cosas que aprendí con el tiempo.
Personalmente, yo me he mandado mis macanas, lo tengo que reconocer.
Desde la adolescencia que vengo de relación en relación.
Hubo muchas cosas que aprendí entre tanto.
Fui celosa, celada, abandónica y abandonada.
Hice promesas sabiendo que no estaba en mí el poder cumplirlas o no.
Cuestioné estupideces, pero siempre me molestó ser cuestionada.
Fui muy romántica, pero también me congelé como un iceberg.
Me comprometí hasta el fondo cuando creí que lo tenía todo, que no iba a querer nada más.
También me olvidé de los compromisos, y quise recuperarlos cuando ya era tarde.
Entregué más de lo que me hubiera imaginado. También quité y recelé lo que podía dar.
Y me resguardé, cuando caí en la cuenta de lo mucho que había dado.
Amé mucho, amé con cariño, amé con pasión. Con todo eso, también dejé de amar.
Me dejé caer en la rutina cuando no amaba más, abandoné todo cobarde y sutilmente, hasta que tuve que tomar decisiones.
En fin, a todos nos ha pasado alguna vez.
Y es el día de hoy que no quiero, por nada del mundo, tener una relación como las que tuve.
Porque fueron lo que quise en su momento, o lo que creí necesitar.
Hoy no.
Hoy sé que no puedo tener una relación basada en "normas sociales" o estereotipada.
Porque yo no soy así.
A mí no me gustan los clasisismos, los osos de peluche (a menos que tengan la forma de Yoda, por ejemplo) ni las tarjetas con corazones.
Soy muy sentimental, sí, pero pasa por otro lado.
Prefiero cocinar o comerme un pancho antes de que me paguen una cena en el restaurant más caro de la ciudad.
Prefiero tirarme en el pasto a mirar las estrellas, cerveza en mano (ponele) y charlar o filosofar estupideces toda la noche, antes de salir a algún boliche vestida de gato, con un boludo con remera ajustada de la mano.
Prefiero que me digan "Hoy no nos vemos porque hago tal cosa" antes de estar con alguien que tiene cara de ojete.
Prefiero que me cuiden y respeten diciéndome la verdad, antes que andar con vueltas.
Prefiero la simpleza de mirar dibujitos, de hacer pochoclos, de hacernos cosquillas.
Prefiero las ojeras, las sábanas enredadas y los desayunos a las tres de la tarde.
Prefiero la honestidad antes que cualquier obligación sentimentalista o impuesta por la sociedad.
No me gusta tener que ver a la otra persona "determinados días".
No me gusta que me organicen como a una agenda.
No me gusta discutir cuando no hay un fin determinado.
(Ojo, soy híper buscarroña y puedo llegar a generar discusiones de la nada!)
No me gusta encerrarme toooodos los días a ver películas.
No me gusta la rutina.
Y veo que hay parejas que pierden el tiempo.
Se los diría.
También cuando veo una relación estática y rutinaria, me da asco, no lo puedo evitar.
Quizás ellos la pasan bomba en esa vida mediocre, qué se yo...
Pero hoy en el parque, por ejemplo, una chica le cuestionaba al novio haber llegado media hora más tarde a buscarla.
Y ahí se me prendió la lamparita. Yo no quiero eso.
Yo no quiero alguien a quien romperle las pelotas, ni que me las rompa a mí.
No quiero que me tengan desconfianza, que me hagan quilombo por boludeces o que me cuestionen cómo organizo mis tiempos. Mucho menos que se meta en mi bolsillo.
No quiero que me regalen flores el 14 de febrero porque lo dice el consumismo.
No quiero que tener una relación con alguien signifique que nos vamos a casar y tener hijos.
Y, decididamente, no quiero tener una relación de ningún tipo con alguien que no sueña o no tiene proyectos.
O que no sabe lo que quiere. En la vida, en el trabajo, en todo.
Sé que soy bastante vueltera y rebuscada, pero cuanto más simple y directo, mejor.
Yo, el día que esté con alguien, voy a exigir, eso si: que podamos charlar o tener algún tipo de conexión mental/intelectual importante, tener buen sexo y tomar un fernet sin pensar en qué pasará mañana.
A menos que todo haya tomado un tinte importante en ambos corazones, que en tal caso se verá.
Porque lo que tenga que ser, será.
Y sino, que te garúe finito.
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