Las señoras grandes tienen olor.

Hay una determinada variedad de olores que desprenden las señoras mayores.

Estuve pensando, y yo las clasificaría más o menos así:

-La sucia: No voy a decir en quién me baso para esta categoría, porque queda feo que hable mal de mi abuela.
Tiene olor que sobrepasa lo rancio. Es casi olor a zorrino, transpiración vieja con transpiración nueva. Guarda comida bajo la cama y se baña una o dos veces a la semana. Probablemente tenga algún problema mental, pero ninguno serio de salud. Quizás hable sola.

-La limpita: Se baña para cruzarse a visitar a la vecina de enfrente y chusmear toda la tarde. Huele a talco Veritas, que se pone en todo el cuerpo. No es muy coqueta, pero nunca tiene olor a sucia. Es humilde y amorosa. Cocina muy rico y antes de bañarse siempre huele a verduras o tarta de manzanas.

-La pituca: (Pituca! Años que no usaba esa palabra) Es la que tiene plata. Se maquilla y se perfuma en exceso. Tiene los dientes pintados con lápiz labial. Usa joyas de plata u oro, nada de bijouterie barata.
Huele a perfume importado, ése que deja el vaho en el aire cuando ella pasa. Heavy, denso.
Si no es viuda, pasa raspando. Suele vacacionar en la casa familiar de Punta del Este.

-La que juega a la canasta: No se maquilla tanto como la pituca, pero también huele a perfume. Éste es más suave y floral. Es independiente y a veces sale a comer "con las chicas". Se va de viaje con los jubilados una o dos veces al año.

-La que trabaja: Se puede decir que es inholora, o huele a su lugar de trabajo. Es posible que tenga un local de ropa y sea un poco canchera, pero a su estilo. No se hace la pendeja. Seguro que de joven fue muy bonita.